El 24 de marzo de 1976 se
instaura la dictadura cívico-militar más feroz y sangrienta de nuestra
historia. Nuestro país en su corta historia puede dar cuenta de numerosos
hechos de violencia dirigida a los más humildes, a los cabecitas negras.
Fundamentalmente desde el derrocamiento del gobierno popular de Perón en el 55 los
proyectos colectivos fueron bastardeados continuamente. Es que desde entonces
la justicia social se hizo poder, se hizo realidad pero también el odio por los
humildes, por los proyectos colectivos se hizo sangre. Hablamos de la
profanación del cuerpo de Evita, de los muertos de José León Suarez, del
General Valle, de las persecuciones a obreros, cesantías, de la quema y
destrucción de la cultura peronista, proscripciones, exilio del líder. Todo a
partir del 55. Pero el pueblo no fue vencido, no fue derrotado, siguió, se
organizó, venció. Lo decimos porque es preciso recuperar la memoria, situar la
violencia y el odio en nuestra vida política, porque es preciso recuperar ese
relato que fue escondido, negado, suprimido aún en democracia. Claro está que la
última dictadura convirtió ese odio en formas
impensadas de terror: centros clandestinos de detención, desaparecidos, hijos
robados, persecución… y lo que es peor la derrota del Proyecto colectivo revolucionario.
De pronto el Estado (que educó, dio salud, instauró la dignidad y tantas otras
cosas) persiguió, asesinó, robó y otras tantas cosas más. Por eso ni olvido, ni
perdón. Se van a cumplir 37 años del último sangriento golpe cívico-militar,
convocamos a marchar porque aunque el odio del enemigo siga intacto, hoy
nuestro pueblo lentamente recupera la justicia, recupera la política, recupera
el peronismo capaz de transformar la vida de miles de compañeros.
Por eso decimos Recuperemos la historia, Levantemos las banderas y Sigamos la lucha.
¡¡¡¡COMPAÑEROS DESAPARECIDOS PRESENTE !!!!
¡¡¡Ahora y Siempre!!!
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